La escala de Holmes and Rahe, que mide el estrés en la vida cotidiana, asigna a la mudanza 20 puntos, sobre un máximo de 100. Y como si esto fuera poco, las nuevas tecnologías nos obligan a cambiar de residencia con una frecuencia más o menos regular. No es una mudanza física, sino virtual. Con cada edición de Windows, nuestro entorno de trabajo muda de aspecto y comportamiento.
Para la mayoría de los que usan una PC, Windows es no sólo ventanas, sino también piso, techo y jardín de nuestros escritorios virtuales. Sólo que aquí casi nunca somos nosotros quienes decidimos mudarnos. Es la misma industria la que, en su exhalación de progreso técnico, hace que los viejos Windows se vuelvan obsoletos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario